martes, 18 de septiembre de 2012

11 días para llegar al mar

Desde hace unos años elegimos nuestros destinos de viaje por la actividad que podamos realizar allí más que por el lugar. Por supuesto que el sitio importa, pero lo que a nosotros realmente nos gusta es poder recorrer esos lugares con la mayor autonomía posible y realizando siempre una actividad física en plena naturaleza. Por eso acabamos haciendo viajes extraños para la mayoría de los mortales, carentes de comodidades y cargados de esfuerzo físico y perseverancia. Viajes de los que necesitas descansar cuando regresamos a la vida normal. No podemos evitarlo, esto es lo que nos llena y nos gusta hacer. Para nosotros, viajar con todo lo necesario encima, dormir bajo las estrellas, y lavarnos en fuentes, rios o lagos, son un lujo y una manera inmejorable de sentirnos parte de la naturaleza. Y después de viajar a pie, en bicicleta, en kayak o con esquís, por lugares tan fantásticos como el Himalaya, Alaska, Groenlandia o Laponia, creemos que es la bicicleta el mejor medio de viajar en total autonomía. Es por eso que haremos en bicicleta el viaje que empieza en unas horas, desde la puerta de casa en el punto centríco de España, hasta el mar cantábrico. De Pinto a Gijón, de Pinto a Santander... el final no puedo desvelarlo todavía porque ni yo misma lo sé. A lo peor pudiera ser Segovia... Esta vez nos acompaña Pirata (nuestro perrito de 30 kg) para el que llevamos un remolque, así que la aventura y la autonomía se multiplican. Para mi viajar así con mi perro es un sueño, reciente, pero un sueño. ¿Y para que están los sueños sino para cumplirlos?

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