sábado, 22 de septiembre de 2012

Día 3: Las calas las carga el diablo

Por fin me atrevo a probar las calas, que para eso las tengo, y como ya me pasó hace un año en mi anterior intento, el resultado fue una caída graciosa sin ninguna gracia para mí. Meto las dos calas en sus correspondientes pedales y pienso: "no olvides que las has enganchado cuando tengas que parar..." Después de un rato indefinido pedaleando aparece una cuesta, Juanan que va delante frena para que Pirata baje del carro, yo me paro detrás en seco y demasiado tarde pienso: "he olvidado sacar las calas..." Es curioso como te puedes mantener unos instantes en vertical, con los pies enganchados, sabiendo que te vas a caer porque no los has sacado antes de parar y sin poder evitarlo. Creo que hasta me dio tiempo a colocarme para caer. Juanan y Pirata me miraban mientras yo gritaba: "lo he olvidado"
Plof, caderazo y codazo contra el asfalto.
Desde entonces meto sólo una cala... ¿para que más?

El tercera día ha sido fácil y agradable. Atravesamos pueblitos segovianos y rodamos por carreteras vacías. Ya tenemos muy claro que se rueda mucho mejor por carretera que por camino, y como no hay tráfico no nos sentimos en peligro. Pirata va en el carro cuando pasamos de los 13km/h, es decir, en  el llano o pendiente abajo, pero se baja en cuanto Juanan frena y camina junto a él mientras subimos rampas.
En algunos pueblos no llegamos a ver a nadie, pero sabemos que hay vida por las flores que los adornan y la limpieza de sus plazas. No son horas de estar en la calle.
De Torrecaballero a San Miguel de Bernuy hemos hecho cincuentaypocos km, y aunque nos encontramos con fuerzas hace mucho calor y decidimos parar. Hemos encontrado una buena playa a orillas del Duraton, acamparemos aquí.




1 comentario:

  1. mi madre.....y yo sin saber qué era una cala....lo que se aprende leyendo blogs, jejeje!!!

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